martes, 20 de mayo de 2008

De casta le viene al galgo

Vaya por delante mi más sincera felicitación a Florentino López Castro y a todo su equipo de colaboradores, por hacer posible la vuelta de Onda Guanche, y esta vez para transitar por las autopistas de la información. Fue la primera emisora local de Telde en la década de los 90 y escuela de actuales profesionales de la comunicación, tales como: Eduardo L. Garóz, Kiko Tarrasa, Isaías Santana, Mari Carmen Medina, Esther Rodríguez, Carmelo Martín, junto a colaboradores como Pepe Cabrera, Germán Ramos o el mismo Adolfo Santana.

Y… ¿Por qué de casta le viene al galgo?, la explicación es sencilla, pero, a la vez muy emotiva. Floro, junto con sus hermanos, forma parte de la tercera generación de comunicadores. Su tío, Florentino López Negrín, (el primero de la saga) se especializó en periodismo cultural, realizando crónicas y criticas de cuanto evento acontecía en Madrid durante varias décadas y firmándolas en el diario Pueblo, dirigido por Emilio Romero, figura insigne del periodismo español. Su padre, Sebastián López Rodríguez, fue pionero en eso que ahora se conoce como periodismo de investigación, primero desde la redacción de El Eco de Canarias y posteriormente en Radio Las Palmas, siempre acudió a la rigurosidad de contrastar las fuentes cuando escribía una crónica o hacia un reportaje, en una época en la que no era fácil ejercer el periodismo en libertad. Sin embargo, López Galán, esencialmente una vocación periodística, puso en ello todo su empeño.

Floro, ha vivido desde su infancia inmerso en el mundo de la comunicación, como se dice vulgarmente lo ha mamado, lo cual resulta muy gratificante y una garantía del éxito de Onda Guanche en esta novedosa versión on line. En sus principios editoriales sienta las premisas de basarse en independencia de criterio y objetividad, cosa que es de agradecer, cuando lo más fácil seria caer por mimetismo, rutina o dejadez en la utilización de las nuevas tecnologías de la información para “cortar y pegar,” con la única finalidad de parasitar en los aledaños de las instituciones públicas, o simplemente ser correa de transmisión de intereses políticos y económicos.

Sin duda, este nuevo formato de comunicación estará en el camino que atisba el futuro que se avecina, eso que ya empieza a llamarse ciberperiodismo. Como dijo alguna vez un veterano periodista (para nada, caduco ni trasnochado, como decía García) ¡Telde se mueve!

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