martes, 1 de julio de 2008

Un tal Fernández

El genial cineasta y humorista Edgar Neville, escribió una vez, refiriéndose a Dios: “Aquello –el cielo- estaba lleno de aduladores, y además en el cielo se pierde la personalidad; así resultaba de monótono. El saberlo todo eliminaba las sorpresas lo inesperado; siempre conocía el final de los cuentos. No se quejaba; pero a veces se aburría mucho. Había una excepción Dios no se aburría nunca cuando seguía los pasos de un tal Fernández”. Y es que… Fernández era un sabio que conocía de todo y realizaba cualquier cosa a la perfección. ¿Te imaginas estimado José Carlos Martín Puig?; pues veras, en Telde tenemos un tal Fernández, que lo es al cuadrado, o sea, dos veces tal y tal, es decir: Fernández y Fernández, ¿me vas siguiendo?

Te cuento, José Carlos, por que creo que es muy divertido: Erase una vez un país llamado España, que tenia un caudillo, gallego, que en el año 1962 decidió quitarse el sambenito ese que, le gusta tanto a los machadianos; ya sabes, lo de la charanga y la pandereta y tuvo la genial idea el General –era militar ¿sabes?- de crear el Ministerio de Información y Turismo; y… ¿a quien puso al frente?, pues, a otro gallego que, respondía y lo sigue haciendo al nombre de: Manuel Fraga Iribarne; entonces este señor, se puso a trabajar –en honor a la verdad nunca lo ha dejado de hacer- para celebrar los: XXV años de paz –Fernán-Gómez decía de la victoria- de tal suerte que el 19 de junio de ese año de 1964, en pleno centro de Madrid, en Chamartin, también llamado Estadio Santiago Bernabeu, un tal Marcelino -¡cuantos tales!- en la eurocopa le marca un gol a los enemigos que habían sido el pretexto para una guerra fraticida: los soviéticos…los rojos…los comunistas...¡Dios por medio de su representante en la Tierra -El General Franco- había por fin vencido al demonio…a Lucifer. ¿Te imaginas, José Carlos? Todo eso sucedió en los noventa minutos que dura un partido de fútbol. ¿Comprendes ahora el interés de Dios por hablar con el tal Fernández?

Después vinieron los planes de desarrollo, el seiscientos, las carreteras nacionales, los pantanos…Los Brincos, Los Sirex, los guateques y fíjate si éramos tan felices que… ¡hasta viniste tú!; seguramente los godos no sabían lo que les esperaba contigo. Después fueron tiempos más duros la represión de finales de los sesenta y principios de los setenta; el franquismo que se resistía a fenecer, pero, murió en la cama igual que su creador. Luego ya vino esto, lo que hay: los españoles demócratas, pero al fin y al cabo, Ibéricos como el jamón.

Esos demócratas españoles tenían una espina clavada. No tener una eurocopa; –ya eran veintidós años de ferviente europeismo- por que la del 64 tenia un sabor agridulce, era si pero no; pertenecía a los vencedores de la contienda; falló en el 84, ante Francia, luego el mundial del 94, lo de Italia; hasta que llegó junio de 2008, en plena crisis económica, se planta la “roja” en el Tirol, con muy buenas expectativas; era lógico, los jugadores de esa selección habían ganado campeonatos europeos y mundiales en las divisiones inferiores, además, los dirigía el Sabio de Hortaleza, Luis Aragonés; se daban todas los condiciones para triunfar.

Era importante la dimensión mediática, y esa la ponía el grupo PRISA con Cuatro; entonces aparece el Podemos… ¡el gran despliegue! Comienza la competición y el buen fútbol lo pone la selección española, pero hete aquí, que aparece la celtiberia show en estado puro; ya no son los soviéticos, ahora toca los “periféricos,” aquellos nacionalismos que mediante un puerto USB llamado Constitución, están unidos a un procesador llamado ES-PA-ÑA; Se empiezan a contar como nacionalista español a todo aquel que lleve una camiseta de la “roja” o una bandera roja y gualda. Y el día 29 de junio, la pasión se desata, y…aquel canario que lo mismo le da: La Rama, los Carnavales, El Charco, El Pino, el Milán, Liverpool, Madrid o Barcelona, si ello le proporciona algarabía callejera que, casi siempre desgraciadamente acaba como acaba; Pues ese, como decía Calero…se tira a la calle, sin importarle, horario ni fecha en el calendario cuando las ganas se juntan.

Y en eso aparece el tal Fernández -que tu debes conocer, pero yo no,… ¡ni ganas!- y dice, que ha dicho El País –hasta hace poco exclusivo órgano de prensa del PSOE- que madrileños y canarios son los más forofos de la eurocopa. Es cierto: los canarios somos muy futboleros; esa pregunta la hacen en anteriores competiciones y aparecen los mismos resultados; pero, de eso a trascender o medir el sentimiento de pertenencia a un pueblo por una selección -que nadie le quita su merito- que ha tenido ese despliegue mediático, va un abismo.

Y permíteme que me despida de ti estimado compatriota con unos versos de Raimón; D’un temps d’un país: -De un tiempo de un país- D’un temps que será nostre, / d’un país que mai no hem fet, / cante les esperances/ i plore la poca fe…. /D’un temps que ja és un poc nostre, / d’un país que ja anem fent, / cante les esperances /i plore la poca fe. Traduzco para los que desconozcan algunas lenguas de la Península Ibérica: De un tiempo que será nuestro, / de un país que nunca hemos hecho, /canto las esperanzas /y lloro la poca fe….De un tiempo que ya es un poco nuestro, / de un país que vamos haciendo, / canto las esperanzas/ y lloro la poca fe.